Acabo de encontrar una joyita para los que sueñan con ser aspirantes a Cazadores de sombras. Sí, como yo... Llevo unos días bastante metida en esta maravillosa fantasía urbana. ¡Adoro esta saga!
Y la sorpresa la encontraréis en... sigue leyendo.
Aviso de muchos spoilers para quien no haya leído al menos hasta el segundo libro.
Buscando en la web de Cassandra Clare he encontrado el fragmento del beso entre Clary y Jace en la Corte Seelie en el libro Ciudad de Ceniza, pero esta vez narrado desde la perspectiva de Jace. La autora se centra en los pensamientos y sentimientos del chico. ¡Todavía estoy emocionada por mi hallazgo! Creo que Cassandra lo publicó hace un tiempo pero yo no lo he descubierto hasta ahora.
Aquí tenéis el documento original en inglés para quien se lo quiera leer: http://cassandraclare.com/cms/bitter. Para los que no os apetezca o no sepáis inglés...
¡Os lo he traído traducido exclusivamente para vosotros!
(Las primeras líneas son las mismas que la del libro original porque el fragmento coincidía exactamente con la novela publicada, después la traducción es toda mía, he intentado hacerlo lo mejor posible pero perdonad si hay algo que quede raro)
¡Espero que os guste tanto como a mí!
Buscando en la web de Cassandra Clare he encontrado el fragmento del beso entre Clary y Jace en la Corte Seelie en el libro Ciudad de Ceniza, pero esta vez narrado desde la perspectiva de Jace. La autora se centra en los pensamientos y sentimientos del chico. ¡Todavía estoy emocionada por mi hallazgo! Creo que Cassandra lo publicó hace un tiempo pero yo no lo he descubierto hasta ahora.
Aquí tenéis el documento original en inglés para quien se lo quiera leer: http://cassandraclare.com/cms/bitter. Para los que no os apetezca o no sepáis inglés...
¡Os lo he traído traducido exclusivamente para vosotros!
(Las primeras líneas son las mismas que la del libro original porque el fragmento coincidía exactamente con la novela publicada, después la traducción es toda mía, he intentado hacerlo lo mejor posible pero perdonad si hay algo que quede raro)
¡Espero que os guste tanto como a mí!
—Sé que no dejaré a mi hermana en vuestra corte contestó —Jace—, y puesto que no hay nada que averiguar ni de ella ni de mí, ¿quizá nos haríais el favor de liberarla?
La sonrisa de la reina fue amplia y terrible. La reina era una mujer encantadora; tenía ese encanto inhumano de las hadas, que era más como el encanto del duro cristal que la belleza de un humano. No parecía tener ninguna edad en concreto: podría haber tenido entre dieciséis y cuarenta y cinco años. Jace supuso que los habría que la encontrarían atractiva —gente había muerto por el amor de la reina— pero a él solo le hacía sentir frío en el pecho, como si tragara agua helada demasiado rápido.
—¿Y si os dijera que puede ser liberada mediante un beso?
—¿Queréis que Jace os bese? —inquirió Clary, perpleja.
Mientras la reina y su Corte se reían, el frío se intensificaba en el pecho de Jace. Clary no entendía a las hadas, pensó. Él había intentado explicárselo, pero en realidad no había forma de hacerlo. Sea lo que sea lo que quisiera la reina de ellos, no era un beso de Jace; podría haberlo pedido sin armar este espectáculo sin sentido. Lo que ella quería era verlos atrapados y luchando como mariposas. Eso es lo que provocaba la inmortalidad, pensaba a menudo, atontaba los sentidos y las emociones: las reacciones bruscas, incontrolables y lastimosas de los mortales eran para las hadas lo que la sangre era para los vampiros. Algo vivo. Algo que ellos no poseían.
—A pesar de los encantos del joven —repuso la reina lanzándole una mirada a Jace. Los ojos del hada eran verdes, pero en absoluto como los de Clary —, ese beso no liberaría a la muchacha.
—Podría besar a Meliorn —sugirió Isabelle, encogiéndose de hombros.La reina negó con la cabeza lentamente.
—No. A nadie de mi corte.
Isabelle alzó los brazos; Jace quiso preguntarle qué esperaba —besar a Meliorn no la hubiera molestado, así que, obviamente, la reina no lo tuvo en cuenta. Haberse ofrecido había sido un detalle por parte de la chica, pero Iz, al menos, debía haberlo supuesto. Ella ya había tratado con hadas antes.
Quizá no era solo conocer la forma en la que pensaban las hadas, pensó Jace. Quizá era saber cómo pensaba la gente que disfrutaba de la crueldad por la crueldad. Isabelle era irreflexiva, y a veces vanidosa, pero no era cruel.
Se apartó el cabello oscuro y gruñó:
—No pienso besar a ninguno de los tres —dijo Isabelle con firmeza —. Que os quede claro.
—Ni falta que hace —dijo Simon dando un paso al frente—. Si un beso es todo…
Avanzó hacia Clary, la chica no se apartó. El hielo en el pecho de Jace se volvió fuego líquido; apretó los puños contra los costados al ver que Simon tomaba a Clary con suavidad por los brazos y la miraba a los ojos. Ella apoyó las manos en la cintura de Simon, como si lo hubiera hecho millones de veces antes. Por lo que él sabía, quizá lo había hecho.
Sabía que Simon la quería; lo había sabido desde que los había visto juntos en aquella estúpida cafetería, el chico estuvo a punto de ahogarse diciendo «Te quiero» mientras Clary miraba el local, con nerviosismo, posando sus ojos verdes en todas partes.
Ella no está interesada en ti, mundano, había pensado con satisfacción. Piérdete. Y después se sorprendió por haberlo pensado. ¿Qué diferencia podía suponer lo que pensara esa chica a la que apenas conocía?
Parecía que había pasado una vida desde aquello. Ya no era una chica a la que apenas conocía: era Clary. Era lo único que había en su vida que importaba más que nada en el mundo, y ver a Simon ponerle las manos encima, donde él quisiera, le hizo sentirse mareado, desfallecido y asesinamente enfadado, todo a la vez. El impulso de abalanzarse y separarlos era tan fuerte que apenas podía respirar.
Clary miró hacia atrás, hacia él. Su cabello pelirrojo le caía por debajo de los hombros. Parecía preocupada, cosa que ya era suficientemente mala. No podía soportar el pensamiento de que pudiera sentir lástima de él. Apartó la mirada rápidamente, y vio a la reina Seelie brillando de placer: eso era lo que buscaba. El dolor de todos ellos, su agonía.—No —dijo la reina dirigiéndose a Simon, en una voz que parecía la hoja de un cuchillo. —Tampoco es eso lo que quiero.
Simon se apartó de Clary a regañadientes. El alivio fluía por las venas de Jace como sangre, ahogando lo que sus amigos decían. Por un momento, lo único que le importó es que no iba a tener que ver cómo Clary besaba a Simon. De repente, la figura de Clary se volvió a hacer nítida: estaba muy pálida y Jace no pudo evitar preguntarse que estaría pensando. ¿Estaría decepcionada por que Simon no la hubiera besado? ¿Aliviada como lo estaba él? Pensó en Simon besando su mano ese mismo día y apartó ese recuerdo con furia, aún mirando a su hermana. Levanta la mirada, pensó. Mírame. Si me amas, mírame.
Se cruzó de brazos como hacía cada vez que tenía frío o estaba enfadada. Pero no miró. La conversación continuó a su alrededor: quién iba a besar a quién, qué iba a pasar. Desesperanzado, la rabia se acumuló en el pecho de Jace y, como de costumbre, encontró la vía de escape en forma de comentario sarcástico.—Pues no voy a besar al mundano —dijo—.Antes preferiría quedarme aquí y pudrirme.—¿Para siempre? —dijo Simon. Sus ojos oscuros estaban muy abiertos y serios —. Para siempre es muchísimo tiempo.
Jace le devolvió la mirada. Simon probablemente era buena persona, pensó. Amaba a Clary y quería cuidarla y hacerla feliz. Posiblemente sería un novio espectacular. Lógicamente, Jace sabía que eso era exactamente lo que debería querer para su hermana. Pero no podía mirar a Simon sin tener deseos de matar a alguien.
—Lo sabía, —dijo con rencor —quieres besarme, ¿no es así?
—Pues claro que no. Pero si…
—Supongo que es verdad eso que dicen: no hay heteros las trincheras.
—Es «ateos», imbécil —Simon estaba rojo de furia —. No hay ateos en las trincheras.
Fue la reina quien los interrumpió, inclinándose de tal forma que su cuello y sus pechos pálidos asomaban por encima del borde de su escotado vestido.
—Aunque todo esto es muy divertido, el beso que liberará a la muchacha es el beso que ella más anhela —dijo —. Ese y ningún otro.
La cara de Simon pasó del rojo al blanco. Si el beso que más deseaba Clary no era el suyo, entonces… la forma en que miraba a Jace… eso lo explicaba.
El corazón de Jace comenzó a palpitar con fuerza. Sus ojos se encontraron con los de la reina.
—¿Por qué haces esto?
—Me gustaría pensar que te estoy ofreciendo una bendición —dijo —. El deseo no siempre se atenúa con rechazo. Ni puede ser otorgado, como un favor, a aquellos que más lo merezcan. Y como mis palabras están vinculadas a mi magia, ahora sabrás la verdad. Si ella no desea tu beso, no será libre.
Jace sintió que la sangre se agolpaba en su cara. Se percató vagamente de que Simon alegaba que Jace y Clary eran hermanos, que aquello no estaba bien, pero él le ignoró. La reina Seelie le miraba y sus ojos eran como el mar antes de una mortífera tormenta. Solo quería decir gracias. Gracias.
Y eso era lo más peligroso, pensó, mientras a su alrededor sus compañeros discutían sobre si Clary y Jace tenían que hacerlo o sobre qué estarían dispuestos a hacer para escapar de la Corte. Permitir que la reina te diera lo que querías —lo que querías con todo tu corazón —era ponerte en sus manos. Se preguntaba cómo le había mirado y lo había sabido. Que esto era lo en lo que pensaba, lo que quería, lo que se despertaba soñando, con la respiración entrecortada y sudando. Que cuando pensaba en el hecho de que podría ser que jamás llegara a volver a besar a Clary quería morirse o herirse o sangrar tanto como para subir al ático y entrenar solo durante horas hasta estar tan exhausto que no pudiera hacer otra cosa que desmayarse desfallecido.
Tendría moratones por la mañana. Moratones, cortes y piel levantada y si pudiera nombrar sus heridas, todas tendrían el mismo nombre: Clary, Clary, Clary.
Simon aún hablaba, estaba diciendo algo otra vez enfadado.
—No tienes que hacerlo, Clary. Es una trampa…
—No es una trampa —dijo Jace. La calma en su propia voz le sorprendió. —Es una prueba —miró a Clary. Se estaba mordiendo el labio y su mano estaba enredada en un rizo de su pelo; los gestos eran tan característicos, tan parte de ella, que le destrozaron el corazón. Ahora Simon discutía con Isabelle mientras la reina Seelie se recostaba y los observaba como un elegante gato divirtiéndose.
Isabelle parecía exasperada.
—De todas formas, ¿a quién le importa? Es solo un beso.
—Efectivamente —dijo Jace.
Clary levantó la mirada, por fin, y sus grandes ojos verdes se posaron en él. El joven se acercó a ella, y como siempre, el mundo comenzó a desvanecerse hasta que solo estuvieron ellos dos, como si estuvieran en el escenario iluminado con un único foco de un auditorio vacío. Le puso la mano en el hombro, y la giró para verle la cara. Ella había dejado de morderse el labio, tenía las mejillas sonrosadas y los ojos verdes le brillaban. Jace podía sentir la tensión de su propio cuerpo, el esfuerzo por contenerse, por no atraerla hacia sí y aceptar el riesgo, sin importar lo peligroso, estúpido e insensato, y besarla como pensaba que jamás, en su vida, volvería a hacer.
—Es solo un beso —dijo y oyó la dureza de su propia voz, y se preguntó si ella también la había oído.
No es que importara, no había forma de ocultarlo. Era demasiado. Nunca había deseado a nadie de esta forma. Había tenido otras chicas. Se había preguntado a sí mismo, en mitad de la noche, mirando fijamente las paredes vacías de su habitación, qué hacía a Clary tan diferente. Era preciosa, pero otras chicas también. Era inteligente, pero también había otras chicas inteligentes. Le entendía, se reía cuando él reía, veía a través de los muros defensivos que levantaba a su alrededor y vería lo que había más allá. No había un Jace Wayland más real que el que veía en los ojos de Clary cuando ella le miraba.
Aún así, quizás, podía encontrar todo aquello en otra parte. La gente se enamoraba y perdía, y seguía adelante. No sabía por qué él no podía hacerlo. No sabía por qué ni siquiera quería hacerlo. Lo único que sabía era que fuera lo que fuera lo que le debiera al Cielo o al Infierno por aquella oportunidad, iba a hacer que mereciera la pena.
Alargó los brazos y le tomó las manos, entrelazando sus dedos con los de ella y le susurró al oído:
—Puedes cerrar los ojos y pensar en Inglaterra, si te apetece —dijo.
Cerró los ojos, sus pestañas eran líneas cobrizas contra su pálida y delicada piel.
—Nunca he estado en Inglaterra —dijo. La suavidad y la ansiedad en su voz casi le deshicieron. Jamás había besado a una chica sin saber si ella también quería, a menudo incluso más que él, y además era Clary, y no sabía lo que ella quería. Deslizó sus manos por encima de las de ella, subió por las mangas de la ceñida camiseta, hasta sus hombros. Aún tenía los ojos cerrados pero se estremeció y se inclinó hacia él, solo un poco, pero aquello era suficiente autorización.
Acercó su boca a la de la chica.Y así fue. Todo el autocontrol que había mantenido durante las últimas semanas se explotó, como el agua al chocar contra un dique roto. Los brazos de Clary le rodearon el cuello y él la atrajo hacia sí. Ella era suave y moldeable pero sorprendentemente firme como ninguna de las que había abrazado anteriormente.
Sus manos acariciaron la espalda de ella, apretándola contra él. La chica se puso de puntillas para besarlo con la misma fiereza con la que él la besaba. Deslizó la lengua por los labios de ella y la muchacha abrió la boca. Clary tenía un sabor dulce y salado, como el agua de las hadas. Se aferró a ella con más fuerza, enredó las manos en sus cabellos, intentando decirle con la presión de su boca en la de ella, todas las cosas que jamás podría decirle en voz alta: Te quiero; Te quiero y me da igual que seas mi hermana; no estés con él, no le desees, no te vayas con él. Elígeme a mí. Deséame. Quédate conmigo. No sé cómo estar sin ti.
Sus manos se deslizaron hasta su cintura y la atrajo hacia él, perdido en las sensaciones que se disparaban en sus terminaciones nerviosas, en su sangre y en sus huesos. No tenía ni idea de lo que habría hecho o dicho a continuación, si no hubiera hecho algo que jamás podría negar ni deshacer, pero oyó el suave siseo de una risa —de la reina Seelie —en sus oídos, y lo trajo de vuelta a la realidad. Se apartó de Clary antes de que fuera demasiado tarde, retiró las manos de la chica de su cuello y dio un paso atrás. Sintió como si estuviera desgarrando su propia piel pero lo hizo.
Clary le miraba fijamente. Con los labios entreabiertos y las manos aún extendidas. Tenía los ojos muy abiertos. Detrás de ella, Isabelle los miraba boquiabierta; Simon parecía estar a punto de vomitar.
Es mi hermana, pensó Jace. Mi hermana. Pero aquellas palabras no tenían ningún significado. Podrían estar dichas en otro idioma. Si había tenido la más mínima esperanza de que alguna vez pudiera llegar a pensar en Clary solamente como su hermana, esto —lo que acababa de pasar entre ellos —la había dinamitado en miles de trozos como el meteorito que explota contra la superficie de la tierra. Intentó leer la cara de la muchacha —¿sentía lo mismo que él? Parecía como si solamente quisiera darse la vuelta y echar a correr. Sé que lo has sentido, le dijo con la mirada, a medio camino entre el amargo triunfo y la súplica. Sé que tú también lo has sentido. Pero no había respuesta en su cara; se rodeó con sus propios brazos, igual que hacía cuando estaba enfadada, y se abrazada a sí misma si tenía frío. Apartó la mirada de él.
Jace sintió como si alguien le estrujara el corazón con el puño. Se giró hacia la reina.—¿Ha sido satisfactorio? —preguntó —. ¿Os ha divertido?
La reina le lanzó una mirada significativa y hermética, solo compartida por ellos dos. La advertiste sobre nosotros, parecía decir la mirada. Le dijiste que le haríamos daño, la destrozaríamos como se parte una ramita entre los dedos. Pero tú, tú que te creías intocable, has sido tú el que ha acabado con el corazón roto.
—Nos hemos divertido bastante —dijo —. Pero creo que no tanto como vosotros dos.
Si habéis leído hasta el final... ¿cómo se os ha quedado el cuerpo? A mí aún me cuesta respirar ;)
Ahhh! Me encanta esta escenaaa(L) Amo a Jace :D
ResponderEliminarMuchas gracias por traducir el texto, es simplemente perfecto, me ha gustado conocer lo que pensaba Jace y lo que sentía, tan romanticón y encantador, y a la vez tan duro y sarcástico...
Un beso enormeee;D
uuuuffffffff
ResponderEliminarLily!!! ains, yo me devoré esta trilogía con la mejor de las ganas!!!
Amo a Jace, lo adoro por completo y esta escena es de mis preferidas... leerla aquí desde la perspectiva de Jace me ha encantado!
Gracias, linda, por tomarte el tiempo de traducirla!!!
Está genial!!! a que no???
Nos estamos leyendo!
Besotes!
Me encanta! Amo esta saga y a Jace!!!
ResponderEliminarbesos
Me encantaaaaaa :) espero poder tener pronto el tercer libro de esta saga!
ResponderEliminarUn besote:)
dios tengo la piel de gallina, estoy temblando y a puntos de llorar! GRACIAS! si no lo hubieras encontrado y traducido yo nunca hubiera sabido los pensamientos de Jace.
ResponderEliminarEspero poder comprar pronto el tercero así lo leo, dios lo extrañooo.... jeje
besos
Cazadores de Sombras es de as mejores sagas que he tenido la oportunidad de leer últimamente... Y esta escena es de las mejores... ¡Me la he leído enterita! Si bien al principio Jace no era santo de mi devoción, se conviertió en uno de mis personajes favoritos (junto con Alec)
ResponderEliminarGenial este capi en punto de vista de Jace ^^
Un saludín
Vaaayaa! el libro se ve interesante, y eso que no me lo he leido..:)
ResponderEliminarun beso, te sigo!
Muchísimas gracias!! Es precioso! Me olvidé de respirar mientras leía jeje
ResponderEliminarGracias por traducirlo y por traérnoslo aquí!
Muchas gracias por el fragmento, no lo habia leido, pero me ha encantado. Es que Jace es JAce.
ResponderEliminarI LOVE JACE.
Besos guapa.
Uff, desde luego ha sido emocionante, jajajaja.
ResponderEliminarMe voy a buscar algún abanico, estoy segura de que tenía uno...
Besotes desmayados.
¡Qué bonito!*^*
ResponderEliminarMuchísimas gracias por traducirlo, es realmente una preciosidad >.<
Besitos>3<
¡Hola!
ResponderEliminarAún no he localizado el libro 4 en el centro comercial, como si no existiera...buah
ayyy este libro me tiene conquistada :D
ResponderEliminarBesotes guapa ^^
Me guardo el enlace para leer con detenimiento cuando me lea la segunda parte de Cazadores de Sombras...hasta el momento no puedo, que no me quiero spoilear, pero gracias por ponerlo!
ResponderEliminarUn besito guapa.
Gracias!!!! Me encanta esta saga!!
ResponderEliminarBss
Tendré que esperar a leerme la saga para poder leer este capitulo... ¡Si lo leo, me muero!
ResponderEliminarMe entrarán más ganas de tener los libros de CdS y será mi muerte... ¡Necesito leermelos yaaaa! >.<
Por cierto, enorme el capítulo O.O
Si me lo leyera, me llevaría un buen rato xDD
Muuuuchos besotes, Lily :3
Pandora
wow... solo puedo decir eso... wow
ResponderEliminarHa sido fascinante, no podía apartar los ojos de lo que estaba leyendo... tan cargado de sentimiento que me ha metido por completo en el interior de Jace.
Lo mejor desde mi punto de vista son las palabras que le dice la reina a Jace con la mirada despues del beso.
Soy una gran fan de Cazadores de Sombras, tengo los tres primeros en mi casita y luego tengo el priemro de la otra saga de Cazadores de Sombras en el ordenador, pero quiero comprarmelo en cuanto ahorre un poco. Tambien tengo el cuarto de la primera saga en el ordenador, pero esta en ingles y aunque estoy en vacaciones no tengo tiempo para leerlo... pero ya lo sacare de donde pueda... y en cuanto salga el libro seguro que me lo compro!!
si alguna lo quiere me lo puede pedir a mi correo, que esta en mi blog: http://my-own-library-and-stories.blogspot.com/
y si kieren alguno mas miren en la lista de etiketas del blog, ahy tengo la mayoría de los que tengo en mi ordenador, pero tambien podeis preguntar y si lo encuentro os digo el blog o foro que lo traduce o lo qu sea. El cuarto libro en ingles lo descargue del foro purple rose (creo recordar) y alli lo estan traduciendo.
Me reeeeeeeeeeequete encanta!!!!
ResponderEliminarGracias por colgarlo por aquí!!!
Necesito que salga ya el próximo... esto es una tortura...
Besos!
Diana.T.
Té Negro.