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viernes, 1 de julio de 2011

Reseña El silencio de las palabras, Jean Kwok



Título: El silencio de las palabras
Título original: Girl in Translation
Autor: Jean Kwok
Editorial: Maeva
ISBN: 9788415120094
Nº páginas: 281 págs.
Precio: 19.00 €
Casa del Libro | BookDepository | Navlan | Goodreads

Libro único



Sinopsis
Al igual que la protagonista de su novela, Jean Kwok llegó a Nueva York siendo una niña, sin saber una sola palabra de inglés. Como la familia había gastado todo su dinero en el viaje, se tuvieron que poner a trabajar en los sórdidos talleres de confección de Chinatown, que están magistralmente descritos en esta novela. Sin embargo, gracias a sus excelentes resultados escolares, Jean Kwok pudo ingresar en la universidad de Harvard. Durante años, siguió compaginando sus estudios con diversos trabajos, desde lavaplatos a profesora de inglés para inmigrantes asiáticos. Por razones sentimentales, la autora se trasladó a Holanda donde empezó a trabajar como traductora en la universidad de Leiden. En la actualidad, vive en Holanda con su marido y sus dos hijos y se dedica en exclusiva a la creación literaria. 

Opinión personal

Los spoilers, si los hay, estarán debidamente indicados.

Tengo que decir que la obra me atrajo desde el primer momento en que la vi y estoy encantada de haber tenido la oportunidad de leerla porque me ha hecho experimentar muchas sensaciones y reflexionar bastante sobre la vida. La novela narra la historia de una niña china que emigra con su madre a Estados Unidos y que se asienta en el barrio neoyorkino de Brooklyn. Su situación nada más  llegar es muy precaria: no tienen apenas dinero porque se lo gastaron todo en el viaje, no hablan una palabra de inglés y las dificultades por ser extranjera no dejan de aparecer. Hay escenas bastante tristes y duras, como la del frío por la falta de calefacción, pero que completan un relato bellísimo sobre la crudeza de la inmigración. Es especialmente interesante que la novela sea autobiográfica, creo que le aporta aún más sentimiento y realismo.

Es una preciosa historia de superación y de crecimiento personal, de cómo alguien que parte de cero alcanza la cumbre y cumple sus sueños. Es un relato que analiza la problemática de la inmigración desde los ojos inocentes de una niña que solo debería dedicarse a estudiar y a jugar, en lugar de trabajar en una fábrica textil. Es un maravilloso reflejo del choque cultural entre dos mundos tan diferentes y cómo alguien puede compaginarlos, con mucha dificultad y muchas ganas. Un delicioso ejemplo de cómo con el esfuerzo, el trabajo y la disciplina se puede salir incluso de las más duras circunstancias. Y una narración que nos hace reflexionar sobre los millones de personas que están viviendo situaciones parecidas en estos momentos.

Me parecen muy interesantes, sobre todo, las pinceladas que nos ofrece la autora sobre la cultura asiática de la que proviene y cómo se va adaptando a su nuevo ambiente. He querido recoger una frase que me llamó muchísimo la atención y me hizo recordar la narración de un africano traído como experimento a Europa en el siglo XIX. En la carta de aquel hombre es sorprendente ver cómo describe una realidad que no reconocemos, pese a ser la nuestra, porque la ve desde el punto de vista de otra cultura y cómo se asombra de cosas que a nosotros nos parecen de lo más normales.
En este caso, la niña entra en clase y no da crédito a lo que ve: los demás niños se carecen de toda educación a sus ojos:
Parecían monos colgados del techo y no paraban de chillar.

Algo que, personalmente, me ha encantado de la novela son los aspectos lingüísticos y estilísticos. Como muchos ya sabréis, me encantan las lenguas y la traducción, y esta obra es especialmente interesante en ese respecto. En primer lugar, me parece muy curiosa la introducción de palabras mal escritas que la niña no llega a entender bien porque aún no conoce el idioma, este pequeño detalle te mete un poquito más en la historia y le aporta realismo. Segundo, con un lenguaje sencillo y claro consigue que lleguemos a sentir las frustraciones, miedos y angustias ante la impotencia que sufren los niños al tener que ser manejados por los adultos y no poder rebelarse, ni siquiera oponer resistencia, así como la lucha que mantiene con compañeros de clase y de barrio donde ella tiene las de perder. Y tercero, la traducción de esta novela me parecía especialmente compleja por la adaptación de términos y proverbios del chino al inglés, y en nuestro caso al español. Así como los errores que pueda tener Kimberly en inglés están estupendamente adaptados al español, en mi opinión. Muy, muy interesante este aspecto.

Como he mencionado, aparecen numerosos proverbios chinos que nos dan pinceladas de la mentalidad y de la cultura china, nos acercan a la protagonista y a su forma de pensar. Proverbios que van apareciendo en determinados momentos de su vida y que le ayudan a seguir adelante o a reflexionar sobre las decisiones que tiene que tomar. El que más me ha gustado os lo dejo a continuación pero encontraréis bastantes:
No importa lo malos que sean los demás, eso no nos da derecho a ser peores personas.
Además, de manera muy acertada a mi parecer, nos escribe cómo son en chino estos proverbios y qué quieren decir en la mentalidad occidental.

Muy recomendada.

Valoración personal:
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