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viernes, 20 de julio de 2012

Reseña Cincuenta sombras más oscuras, E. L. James

Título: Cincuenta sombras más oscuras
Autor: E. L. James
Editorial: Grijalbo
ISBN: 9788425348846
Nº páginas: 592 págs.
Precio: 17,90
Ya a la venta
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Cómpralo en Navlan
Trilogía
1. Cincuenta sombras de Grey
2. Cincuenta sombras más oscuras
3. Cincuenta sombras liberadas



Sinopsis
Intimidada por las peculiares prácticas eróticas y los oscuros secretos del atractivo y atormentado empresario Christian Grey, Anastasia Steele decide romper con él y embarcarse en una nueva carrera profesional en una editorial de SeattlePero el deseo por Christian todavía domina cada uno de sus pensamientos, y cuando finalmente él le propone retomar su aventura, Ana no puede resistirse. Reanudan entonces su tórrida y sensual relación, pero mientras Christian lucha contra sus propios demonios del pasado, Ana debe enfrentarse a la ira y la envidia de las mujeres que la precedieron, y tomar la decisión más importante de su vida.

Opinión personal

Puede haber spoilers del libro anterior.

Tras el repentino e impactante final de Cincuenta sombras de Grey, me moría por empezar esta segunda entrega para descubrir cuántas más sombras oscuras nos tenía escondidas el millonario protagonista. Y puedo afirmar que muchas, para nuestro deleite, eso sí.

Ese es el principal atractivo de la novela: el impresionante carisma de Christian Grey y la complejidad de su personalidad. Me ha maravillado ir profundizando cada vez más en las cincuenta facetas que tiene, a cual más siniestra. Me ha gustado mucho más de lo que me atrajo en la primera, quizá porque es mucho más vainilla que en el primero. Iremos descubriendo más cosas de su turbia adolescencia y de la época en la que coleccionaba sumisas. Descubriremos que su interior posee toda una gama de grises que hacen de Christian un protagonista único. Y disfrutaremos de un protagonista completamente entregado, desprovisto de la armadura de frialdad y dominación que le recubría, totalmente enamorado. Ha llegado a conmoverme como hacía mucho tiempo que no lo conseguía un personaje masculino, y ha sido apelando a mi insinto de protección del frío y distante héroe destrozado que en el fondo de su corazón es un gatito vulnerable. Adorable.

De todas formas, hacia el final, los esfuerzos de la protagonista por ensalzar la grandeza de corazón de Grey me han acabado cansando un poquito y en algunos aspectos me han parecido hasta incongruentes. Y es que Ana es bastante intensa a la hora de contarnos (detalladamente) sus emociones. Si bien sigue siendo una pava en muchas ocasiones, me ha gustado la evolución de su carácter porque ha madurado, ha aprendido a plantarse, a hablar por ella misma y pedir lo que realmente quiere y necesita. Aprecio y valoro muy positivamente este cambio aunque es cierto que, a veces, menos divagaciones sin sentido o, directamente, repetidas habría aligerado el contenido y evitado párrafos innecesarios. En mi opinión, le sobran páginas: creo que suprimiendo algunas escenas o párrafos totalmente divagatorios, la historia habría quedado igual de interesante e, incluso, habría sido mejor porque las sensaciones estarían más concentradas.

La relación entre Ana y Christian ha evolucionado, se ha vuelto más intensa (si eso era posible), más comprometida y también más compleja. Ambos se enfrentarán a emociones y situaciones que jamás habían vivido, lo que les obligará a poner las cosas en perspectiva, serenarse y tener en cuenta las necesidades de la otra persona, incluso a tolerar a personas o reacciones para las que no están preparados. Es cierto que no me ha gustado lo excesivamente dependientes que son el uno del otro, pero, teniendo en cuenta su carácter es comprensible. A pesar de todas las críticas que se le puedan hacer, me gustaría quedarme con el amor incondicional, la tolerancia con las diferencias de los demás y la voluntad de entendimiento y perdón.

Su historia es intensa y atractiva, sugerente, emotiva y muy, muy erótica. Hay escenas para todos los gustos, unas me han llegado más, otras menos; unas han despertado mi curiosidad, otras son puro relleno.

Sin embargo, es cierto que poco queda ya de la promesa de una trilogía basada en prácticas BDSM: si bien el sexo sigue siendo igual de pervertido y divertido, y la autora nos ofrece pinceladas o escenas muy concretas con esta temática, los detalles que aparecen son absolutamente vainilla. La ausencia de escenas más duras no me ha supuesto ningún problema, de hecho, al contrario, lo prefiero porque no es un tipo de relación que me atraiga, por lo que leerlo tampoco me resulta demasiado agradable. No obstante, si te interesa el BDSM, desde luego no es tu libro ni tu trilogía.

En resumen, nuevamente, el señor Grey me ha cautivado con la profundidad y oscuridad de sus secretos. Hay aspectos que me han gustado más que el anterior y otros que han decaído, me ha costado mucho, mucho ponerle una nota (y, aun así, no estoy del todo conforme con ella pero quería ponerle algo). Le pongo medio punto menos que al anterior porque el conjunto general ha perdido el factor sorpresa de no saber qué esperar de la historia.

Valoración personal:


sábado, 23 de junio de 2012

Reseña Cincuenta sombras de Grey, E. L. James

Título: Cincuenta sombras de Grey
Autor: E. L. James
Editorial: Grijalbo
ISBN: 9788425348839
Nº páginas: 544 págs.
Precio: 17,90
Ya a la venta
Cómpralo en Casa del Libro
Cómpralo en Navlan
Trilogía
1. Cincuenta sombras de Grey
2. Cincuenta sombras más oscuras
3. Cincuenta sombras liberadas



Sinopsis
Cuando la estudiante de Literatura Anastasia Steele recibe el encargo de entrevistar al exitoso y joven empresario Christian Grey, queda impresionada al encontrarse ante un hombre atractivo, seductor y también muy intimidante. La inexperta e inocente Ana intenta olvidarle, pero pronto comprende cuánto le desea. Cuando la pareja por fin inicia una apasionada relación, Ana se sorprende por las peculiares prácticas eróticas de Grey, al tiempo que descubre los límites de sus propios y más oscuros deseos..


Opinión personal

Los spoilers, si los hay, estarán debidamente indicados.

En primer lugar, y antes de empezar la reseña en sí me gustaría matizar algunos aspectos generales de Cincuenta sombras de Grey, sobre la que han corrido ríos de tinta, tanto alabanzas como críticas. El hilo conductor del argumento es la relación de dominación y sumisión que mantienen los protagonistas, hecho que ha escandalizado y horrizado a parte del público, por considerarlo denigrante para la mujer. En mi opinión, estas prácticas sexuales, como cualquier otra (y considero que también es aplicable a otros ámbitos de la vida), pueden gustar o no, pero a mí me parecerán siempre respetables mientras que quienes las lleven a cabo sea por elección personal desde la libertad. Dicho esto, querría añadir que no estoy en absoluto de acuerdo con quienes tachan a las mujeres que han disfrutado de la novela de sumisas o poco defensoras de la igualdad (entre otras lindezas que he ido recopilando de aquí y allá). Fundamentalmente porque las fantasías son eso, fantasías, no necesariamente realidades que una quiera aplicar a su vida el día de mañana (al menos es mi caso xD) y hay que saber separar la realidad de la ficción: me gusta la novela negra y no por eso disfruto con los asesinatos en mi vida diaria.

Tras esta declaración de principios, tengo que dejar muy claro que me ha encantado la novela. La verdad es que, antes de leerla, tenía mis dudas sobre lo que me encontraría entre sus páginas y, de hecho, prejuzgué un poco. Tengo que reconocer que lo comencé un poco a la defensiva. Sin embargo, a las pocas páginas la sorpresa y la adicción iban reemplazando a ese recelo inicial, hasta quedar completamente enganchada desde los primeros capítulos. Esta sensación es fundamentalmente debida al contenido: el morbo fue inevitable desde que comenzaron a perfilarse los peculiares intereses de Christian Grey, el protagonista masculino, en el dormitorio y lo que no es el dormitorio. Quizá porque no había leído nada de BDSM mi curiosidad por descubrir este nuevo mundo que se abría ante mí fue inmediata. Y ese es uno de los principales ganchos de la novela: juega con lo desconocido y lo prohibido. Pese a que no es algo que me atraiga, sentir curiosidad fue imposible de negar. Además, me motivaba ir descubriendo que detrás de toda la parafernalia, había un trasfondo psicológico y emocional: cuanto más me adentraba, más quería saber.

Y esto va ligado a la compleja relación que mantienen los personajes: pese a mis reticencias iniciales, sí que me los he creído en líneas generales. Son polos opuestos que, por alguna razón, se atraen y tendrán que encontrar un punto medio en el que coexistir: ambos irán descubriendo cosas que jamás habían sentido y vivirán un montón de primeras veces, ambos se acercarán a límites que no han experimentado en sus vidas y que jamás se habrían planteado que existieran. Es una relación tan intensa como compleja. No me atrevería a definirla como amorosa o como sexual, y eso es lo que me ha encantado de la novela: nada es blanco ni negro, sino que tiene cincuenta tonalidades distintas. En ocasiones me he sorprendido a mí misma empatizando y llegando a entender sentimientos, pensamientos y actitudes que, en otro contexto, me parecerían del todo irracionales, pero todo depende del cristal con que uno mire la vida.
El hecho de que puedas no implica que debas.

Ana, Anastasia Steele, es la protagonista femenina: apasionada de la literatura, descoordinada, paliducha y poco llamativa: una chica del montón con la autoestima no demasiado alta. Por su parte, Christian Grey es un riquísimo empresario, dueño de una compañía de éxito, elegante, culto y distante. Me ha encantando como personaje porque es mucho más complejo de lo que me esperaba, tiene muchas más sombras que luces: me ha desesperado su arrogancia y su obsesión por el control, me mantuvo intrigada con sus cambios de humor y su papel dominante y me sorprendió por las concesiones que puede llegar a hacer por Ana, cosas que van en contra de su forma de ser o de vivir la vida (pese a que cualquiera le puedan parecer de lo más normal). Puedo comprender el furor que está causando el protagonista masculino: si bien, es duro, inalcanzable y sádico, la autora se ha cuidado muy mucho de mostrarnos que es "porque el mundo me ha hecho así", se comporta de determinada manera por sus difíciles vivencias. Apela a ese sentimiento tan humano de redención y protección que sentimos siento ante un héroe torturado por su trágico pasado. Encandila porque realmente no es malo, malo; la autora nos ofrece pinceladas dosificadas de dulzura y bondad que alimentan la esperanza de que finalmente cambie. Ahora bien, ¿quiere esto decir que quiero un Christian Grey en mi vida que me acose las 24 horas del día los siete días de la semana? No, hay que saber separar fantasía de realidad. ¿Estoy de acuerdo en todas las decisiones que toman los personajes? No.

Empiezo a hablar de la forma, que es en donde flojea la novela. En primer lugar, cuanto a las escenas eróticas puedo comentar que hay de todo, desde muy sensuales a bastante desagradables. Hay algunas que la autora ha sabido explotar al máximo y otras demasiado bruscas. Me ha gustado porque ofrece una visión bastante alejada de las típicas historias romanticonas que me gustan pero también agradezco que la relación finalmente haya sido un poco vainilla: no tanto sado como esperaba. No son las mejores escenas eróticas que me haya encontrado pero se dejan leer. En la forma también englobaría los fallos en la construcción de los personajes, sobre todo lo he notado más en Ana: está llevada un poco al extremo, su carácter y la situación de la que parte (inocencia absoluta) resultan un poco exageradas comparadas con la evolución que experimenta. En mi opinión, habría sido mucho más coherente hacerla más moderada en el tema sexual (ni tan mojigata al principio ni tan atrevida después). Además, a veces resultan repetitivos y estereotipados porque tienen determinados tics o manías demasiado marcados. Esto se extiende a los diálogos en los que comentan dichos rasgos y a la prosa de la autora en general. No es la más lucida y cabe una importante mejora, pero es correcta.

Los parecidos con Crepúsculo son evidentes en varios detalles que van apareciendo a lo largo de la historia: unos más obvios que otros, pero no tan exagerados como para que me llegara a molestar. De hecho, quizá algunas cosas se me habrían pasado de no ser porque sabía en qué se inspiró la autora.

Separando el contenido de la forma en que está presentado, a fin de cuentas acabó atrapándome mucho más la historia y los personajes que los defectos técnicos. En definitiva, una novela adictiva para personas curiosas, que hay que leer con la mente abierta, que estén dispuestas a traspasar unos cuantos límites infranqueables.

Valoración personal:

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