¡Hola cazadores de sombras!
Como viene siendo habitual últimamente (esto más que un blog de literatura se ha convertido en un informativo exclusivo de la saga Cazadores de sombras y Cassandra Clare) ¡os traigo noticias frescas de la saga!
Os traigo otra traducción hecha exclusivamente por mí para este blog de una escena inédita que Cassandra prometió a los fans. Pertenece a una escena increíble de Ciudad de cristal. A mí me ha encantado, me ha dejado sin respiración y solo puedo decir: ¡OMJ! (Traducción: Oh My Jace).
Podéis leerla en inglés aquí o podéis leer mi traducción un poco más abajo.
Disfrutadla :)
La parte inicial y final que están en cursiva son los fragmentos originales que aparecen en el libro. Cassandra los ha añadido también para que nos ubiquemos un poco mejor y sepamos en qué parte de la historia está.
Aviso: Muchos spoilers si no habéis leído Ciudad de Cristal (Cazadores de sombras 3).
Clary oyó un agudo tamborileo a su alrededor y durante un desconcertante momento pensó que había empezado a llover; entonces advirtió que eran cascotes y tierra y cristales rotos: los desechos de la destrozada casa cayendo a su alrededor como mortífero granizo.
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Más tarde, Jace recordaría muy poco sobre la destrucción de la mansión, el derrumbe del único hogar que había conocido hasta que cumplió los diez años. Solo recordaba la caída desde la ventana de la biblioteca, gatear y rodar por la hierba, y agarrar a Clary, hacerla girar y ponerla debajo de él, cubriéndola con su propio cuerpo mientras los trozos de la mansión caían del cielo como si fuera granizo.
Pudo sentir su respiración, sentir el apresurado ritmo de su corazón. Se acordó de su halcón, de la forma en que se acurrucó, ciego y confiado, en su mano, la rapidez de los latidos de su corazón. Clary se agarraba a la parte delantera de la camisa, aunque dudaba que se estuviera dando cuenta, tenía la cara apoyada en el hombro de él; estaba desesperadamente preocupado porque no fuera suficiente, porque no pudiera cubrirla por completo, protegerla totalmente. Se imaginó cascotes tan grandes como elefantes rebotando por el suelo rocoso, listos para aplastarlos a ambos, para aplastarla a ella. El suelo temblaba bajo ellos y él la apretó contra él aún más, como si eso ayudara de alguna forma. Era un pensamiento estúpido, pensó, como cerrar los ojos para no ver el cuchillo que se acerca a ti.
El rugido había disminuido. Se dio cuenta, para su sorpresa, que podía oír de nuevo: pequeñas cosas, el sonido de los pájaros, el aire en los árboles. La voz de Clary, sin aliento:
—Jace... creo que se te ha caído la estela en alguna parte.
Se apartó y la miró fijamente. Le mantuvo la mirada con decisión. Bajo la luz de la luna sus ojos verdes podrían haber sido negros. Tenía el cabello pelirrojo lleno de polvo y la cara cubierta de hollín. No podía ver el pulso en su garganta. Le dijo lo primero que se le vino a la mente:—Me da igual, mientras no estés herida.
—Estoy bien —Alargó el brazo, los dedos acariciaron ligeramente el cabello de él; su cuerpo, supersensibilizado por la adrenalina, sintió eso como chispas contra su piel. —Tienes hierba... en el pelo —dijo la chica.
Había preocupación en sus ojos. Preocupación por él. Recordaba la primera vez que la había besado, en el invernadero, cómo por fin había llegado a ello, por fin había entendido cómo la boca de alguien contra la tuya podía desarmarte, dejarte mareado y sin aliento. Que toda la experiencia del mundo, cualquier técnica que se conozca o se haya aprendido, salían por la ventana al recibir un beso de la persona indicada.
O la no indicada.
—No deberías tocarme —dijo él.
Su mano se paralizó en donde estaba, con la palma contra la mejilla de él.
—¿Por qué no?
—Sabes porqué. Has visto lo que yo he visto, ¿verdad? El pasado, el ángel. Nuestros padres.
—Lo he visto —sus ojos se oscurecieron.
—Sabes lo que pasó.
—Pasaron muchas cosas, Jace...
—No para mí —exhaló las palabras en un angustiado susurro. —Tengo sangre demoníaca, Clary. Sangre demoníaca. Hasta ahí lo entiendes, ¿verdad?
La chica encajó la mandíbula. Él sabía cuánto le disgustaba que le sugirieran que no había entendido algo, o que lo no sabía, o que no tenía por qué saberlo. Adoraba eso de ella y le sacaba de sus casillas.
—No significa nada. Valentine es un demente. Solo estaba despotricando...
—¿Y Jocelyn? ¿Está loca? Sé lo que Valentine intentaba hacer. Intentaba crear híbridos... ángeles y humanos y demonios y humanos. Tú eres lo primero, Clary, y yo soy lo segundo. Soy medio monstruo. Soy en parte todo lo que he intentado con todas mis fuerzas erradicar, destruir.
—Eso no es verdad. No puede ser. No tiene sentido.
—Pero lo tiene. —¿Cómo podía ser que no lo entendiera? A él le parecía tan obvio, tan básico. —Eso lo explica todo.
—¿Quieres decir que explicar por qué eres un cazador de sombras tan increíble? ¿Por qué eres leal, intrépido, honesto y todo lo que los demonios no son...?
—Explica —dijo pausadamente —porqué siento lo que siento por ti.
Soltó un siseo
—¿Qué quieres decir?
—Eres mi hermana —dijo —Mi hermana, mi sangre, mi familia. Debería desear protegerte... —se atragantó con las palabras —protegerte del tipo de chicos que quieren hacerte exactamente lo que yo quiero hacerte.
Oyó como la chica se quedaba sin aliento. Aún estaba mirándole fijamente y, aunque había esperado ver horror en sus ojos, algún tipo de rechazo, ante aquello que había dicho tan claramente o con tan poco tacto sobre como se sentía exactamente, no vio nada de eso. Vio pura curiosidad, como si estuviera examinando el mapa de un país desconocido.
Casi distraídamente, dejó que sus dedos se pasearan de su mejilla a sus labios, recorriendo la forma de su boca con la punta del dedo índice, como si estuviera trazando una ruta. Había admiración en sus ojos. Sintió que su corazón daba un vuelco y su cuerpo, traicioneramente, respondió a sus caricias.
—¿Qué es exactamente lo que quieres hacerme? —susurró.
No pudo controlarse. Se inclinó hacia ella y sus labios le rozaron la oreja.
—Podría mostrártelo.
La sintió estremecerse, pero a pesar del temblor de su cuerpo, sus ojos le desafiaban. La adrenalina de su sangre, mezclada con el deseo y la temeridad de la desesperación, hizo su sangre hervir. Se lo mostraré, pensó. Una parte de él pensaba que ella le apartaría. La otra parte estaba demasiado llena de Clary: su cercanía, el roce de ella contra él...
—Si quieres que me detenga, dímelo ahora —susurró y, cuando ella no le dijo nada, él rozó sus labios contra la sien de ella. —O ahora —Su boca encontró la mejilla, la línea de la mandíbula: saboreó su piel, dulce y salada, polvo y deseo. —O ahora. —Su boca recorrió la línea de la mandíbula y ella se arqueó hacia él, provocando que él hundiera los dedos en el suelo. Sus leves y entrecortadas respiraciones le estaban volviendo loco y puso su boca contra la de ella para acallarla, susurrando le dijo, no le pidió:
—Ahora.
Y la besó. Primero suavemente, probando, pero de repente sus manos eran puños en la espalda de su camisa, y su suavidad se apretaba contra su pecho y sintió que la solidez de la tierra cedía mientras caía. La estaba besando como siempre había querido, con una total y salvaje entrega, introdujo la lengua en su boca para batirse en duelo con la de ella, y ella estaba tan entregada como él, saboreándole, explorando su boca. Alcanzó los botones de su abrigo justo cuando ella le mordía ligeramente el labio inferior y todo su cuerpo se contrajo.
Colocó las manos sobre las de él y, por un momento tuvo miedo de que ella le detuviera, le dijera que era una locura, que mañana se odiarían.
—Déjame a mí —dijo y él se quedó quieto mientras ella desabrochaba tranquilamente los botones y se abría el abrigo. La camisa que llevaba debajo era casi transparente, y podía ver la forma de su cuerpo bajo ella: las curvas de sus pechos, la hendidura de su cintura, el destello de sus caderas. Se sintió mareado. Había visto esto en otras chicas, obviamente, pero nunca había sido relevante.
Y ahora nada más era relevante.
Ella alzó los brazos y dejó caer la cabeza, con la súplica en los ojos.
—Vuelve, —susurró — bésame otra vez.
Hizo un sonido que creía no haber hecho nunca antes y volvió a caer contra ella, en ella. Le besó los párpados, los labios la gargante y el pulso. Deslizó las manos bajo su ligera camisa y sintió el calor de su piel. Estaba convencido que de toda la sangre había desaparecido de su cerebro cuando intentó desabrochar torpemente el cierre del sujetador... cosa que era ridícula, ¿de qué servía ser cazador de sombras y experto en todo y no podías averiguar como desabrochar un sujetador? Oyó su propia exhalación de alivio cuando se abrió y colocó las manos en la espalda desnuda, sintiendo la delicada forma de sus omóplatos bajos sus manos. De alguna forma el sonido que hizo ella fue más erótico de lo que ver desnuda a otra había sido jamás.
Ella uso sus manos, pequeñas y decididas, en la cintura de la camisa, sacándola del pantalón. Él las alzó, alrededor de sus costillas, queriendo acariciar más piel. Así que esa era la diferencia, pensó. Eso era lo que significaba estar enamorado. Siempre se había pavoneado de su técnica, de tener el control, de la respuesta que podía provocar en ellas. Pero eso requería evaluación, y la evaluación requería distancia, y no había distancias ahora. No quería nada entre Clary y él.
Sus manos encontraron la cinturilla de los vaqueros de ella, la forma de los huesos de sus caderas. Sintió sus dedos en su espalda desnuda, sus dedos encontrando sus cicatrices y recorriéndolas suavemente. No estaba seguro de que ella fuera consciente de lo que estaba haciendo, pero estaba apretando las caderas contra él, haciéndola temblar, haciéndole querer ir demasiado deprisa. Él se inclinó un poco más y la colocó más firmemente contra él, alineando sus caderas y sintiendo los jadeos de ella contra su boca. Pensó que se apartaría, pero en vez de eso, deslizó la pierna alrededor de la cadera, acercándolo aún más. Por un segundo pensó que iba a desmayarse.—Jace —susurró. Le besó el cuello y la clavícula. Tenía las manos en la cintura de Clary y las deslizó por su torso. Su piel era increíblemente suave. Ella misma se elevó cuando él deslizó las manos bajo el sujetador y le besó la marca con forma de estrella en el hombro. Estaba a punto de preguntarle si estaba bien lo que hacía cuando ella se apartó bruscamente con una exclamación de sorpresa.
***************
—¿Qué es? —Jace se quedó paralizado—. ¿Te he hecho daño?—No. Ha sido esto.Tocó la cadena de plata que rodeaba el cuello del muchacho. En el extremo colgaba un pequeño aro plateado de metal. Había chocado contra ella al inclinarse al frente. Se lo quedó mirando fijamente.Aquel anillo —el metal desgastado por el tiempo con su dibujo de estrellas—, conocía aquel anillo.El anillo de los Morgensten. Era el mismo anillo que había centelleado en la mano de Valentine en el sueño que el ángel les había mostrado. Le había pertenecido a él, y se lo había entregado a Jace como se había transmitido siempre, de padre a hijo.—Lo siento —dijo Jace; le recorrió la línea de la mejilla con la yema del dedo, con una soñadora intensidad en la mirada—. Había olvidado que llevaba esta maldita cosa.Un frío repentino inundó las venas de Clary.—Jace —dijo en voz baja—. Jace, no.—No ¿qué? ¿Que no lleve el anillo?—No, no… no me toques. Para durante un segundo.
Oh My Jace!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Por qué nunca leímos ESTO? Uf, me quedo muerta.
ResponderEliminarGenial la traducción, mil gracias por dedicarle su tiempo *.* se agradece muchísimo poder leer esto sin el mísero traductor de Google al lado!
Un beso!!
Yo quiero el cuarto ya! ME ESTOY VOLVIENDO LOCA! jajajajaja
ResponderEliminarPrecisamente acabo de leerlo hace rato... me acaloré e_é
ResponderEliminarEs genial este fragmento, me dejó ayer sin aire. Gracias por la traducción, tengo amigas que no saben inglés que van a disfrutar mucho de tu trabajo ^^
ResponderEliminarOh, mi madre xD Esto me recuerda que tengo que releerme los libros... ufff
ResponderEliminar@T-Weary: Yaaaa no entiendo por qué no lo incluyó en el libro!! Pero bueno, Cassandra se está portando super bien con los fans regalándonos estos trocitos nuevos :):)
ResponderEliminar@Baila monstruo: Te va a encantar el cuarto!!
ResponderEliminar@Elwen: Ufff últimamente Cassandra nos está dejando sin aire demasiadas veces :) Me alegro de que a tus amigas les sirva mi traducción! :):)
ResponderEliminarMadre mia gracias por la info lo leere ya! *w*
ResponderEliminarBesos
Lo leí ayer y casi me ahogo conteniendo la respiración, ahora mismo leo tu versión por si se me ha escapado algo.
ResponderEliminarUn besote
Lo había leído y me encantó, debería ser así todo el libro jaja. Gracias por haberlo traducido =D
ResponderEliminarTe pasas? te espero ^_^saludos
Quiero pero no puedo!!!
ResponderEliminarLo tengo pendiente T^T
Un beso!!